Agustín García Porris dirige desde hace cinco años el negocio familiar en el que empezaron a trabajar sus padres en los años 60, en el número 2 de la calle Carnicerías de Talavera de la Reina, junto a la plaza del Reloj
Especializado en diseños de joyería artesana modernizada, encarna la segunda generación de empresarios talaveranos al frente de los comercios de proximidad y de un oficio en el que la confianza tiene un valor incalculable
Los inicios de Joyería Isabel están ligados al negocio joyero que en 1910 fue fundado por el señor Nicanor, que comerciaba con oro por los pueblos de la comarca, y que abrió años después la que sería la mítica Joyería Montero de la plaza del Reloj, en el número 2 de la calle Carnicerías de Talavera de la Reina, en la que Isabel Porris y Agustín García empezaron a trabajar cuando aún eran unos niños, como joyera y relojero. Allí se conocieron y allí trabajaron durante toda su vida hasta que en el año 2002 se quedaron con el negocio, que pasó a llamarse Joyería Isabel, hasta hace cinco años que Isabel se jubiló y su hijo Agustín García Porris se puso al frente del negocio familiar.
Agustín encarna una nueva generación de comerciantes en Talavera, jóvenes preparados, apasionados del oficio que han mamado desde muy niños y que han continuado con los negocios de sus padres, poniéndolos a la vanguardia de las nuevas técnicas, de los gustos y tendencias de una sociedad en continua evolución y comercializando sus productos fuera de Talavera y de la región.
Agustín García Porris, joyero y relojero, habla en esta entrevista sobre los inicios del negocio y de un oficio detrás del que hay diseño, innovación, digitalización y sostenibilidad. Joyería Isabel es el ejemplo y el resultado de la profunda transformación que ha vivido la industria de la joyería y la relojería en las últimas décadas, que ha afectado a los materiales empleados para los diseños y a las creaciones, pero en los que la confianza sigue jugando un papel fundamental. “Lo más bonito de mi oficio es conocer y estar en contacto con tantas personas, de las que aprendo cada día”, asegura.
¿Cómo es Joyería Isabel, vendéis también diseños propios?
Trabajamos con almacenes de joyería como es habitual para las cosas de día a día, cadenas, pendientes, medallitas… siempre buscando en las piezas algo que las haga especial aunque sea un género comercial, pero que sean algo diferentes. Pero también me he enfocado a hacer joyería de diseño. Nuestros clientes nos dicen lo que quieren y yo interpreto sus ideas y les propongo diseños. Nos traen una piedra preciosa por ejemplo en una montura antigua de joyería y hacemos una pieza nueva mucho más moderna y actualizada al gusto del cliente.
Lo que más nos gusta hacer es joyería artesana de corte antiguo modificada, lo que viene siendo actualizarla. Coger una pieza antigua desfasada de diseño y darle una nueva vida modificándola, hacer de ella algo nuevo y bonito. Eso sí, mantener su esencia principal es fundamental para mantener el alma de la pieza, pero si llega el caso se funde de nuevo y creamos algo totalmente diferente, y eso siempre dando los acabados a mano y mimándola de manera artesanal, siempre a gusto del cliente.
¿Has seguido los pasos de tus padres tanto en el oficio como del negocio?
Sí, ser joyero me viene de herencia. Mi madre es joyera y mi padre relojero. De hecho, mi padre tiene el carné y título de relojero que hoy en días es muy raro de encontrar. No es nada habitual. Él y Antonio, un compañero de la joyería que trabajó durante años con mis padres son las únicas personas que conozco que tengan este título. En su época, para ser relojero tenías que ir a una escuela que había en Madrid y te enseñaban todos los tipos de relojería, desde relojes de antetasala, pasando por la relojería de sobremesa, pared, hasta relojes de bolsillo y mecánicos de pulsera que es lo más difícil de trabajar.
¿Ellos han sido tu principal escuela?
Desde luego, todos y cada uno de ellos forman parte de lo que a día de hoy soy. De mi madre, con la que he trabajado durante la mitad de mi vida al lado literalmente, los últimos 20 años, he aprendido todo. Todo lo que se puede saber de joyería, piezas, reparaciones, gestión, trato personal con los clientes y todo lo que tiene que ver con el mundo de la joyería al fin y al cabo, no he podido tener mejor maestra en ese aspecto. Es una gran profesional. A día de hoy y en estos últimos años en los que llevo solo me he vuelto algo autodidacta. Siempre voy buscado cosas nuevas donde innovar, dentro de la lógica claro, pero de vez en cuando salen algunas ideas diferentes que son sorprendentes para la gente que ve nuestro escaparate y gustan, realmente.
De mi padre, he aprendido la pasión por los relojes. Aún recuerdo cuando iba a verlo al taller de pequeño junto a mi hermano, con el monóculo puesto enseñándome el ruido de los relojes de pulsera haciendo tic tac, o cómo funcionaban los relojes de pared con sus sonerías. Una maravilla ir a verlos trabajar a los dos en aquellos tiempos, porque son grandísimos profesionales.
También he aprendido de ver a mis compañeros del taller de joyería y relojería, como Julián que a día de hoy aun trabaja conmigo al lado en el taller de reparaciones o Antonio, antes de que se jubilara. Empiezas con relojería grande y de ahí vas pasando a relojería más pequeña, cogiendo tus propias manías y formas de trabajar, hasta que trabajas con los de pulsera que son los más complicados de reparar.
¿Qué conocimientos has adquirido de tus compañeros?
De mis compañeros del taller de joyería he aprendido esa paciencia y tenacidad para conseguir hacer cosas diferentes. Son buenos joyeros y son a los que desde hace cinco años traigo locos con mis ideas raras y diferentes. También adquiero conocimientos de personas o empresas pequeñas con las que cada día hacemos pruebas y proyectos de diseños nuevos con técnicas de tipo 3D renderizadas y que materializamos con impresión 3D.
Incluso aprendo de mis dos hijos y mi mujer, que me enseñan cada día algo nuevo. Me aportan sin saberlo ideas fugaces que tienen de cosas que han visto o leído y yo incorporo y me apoyan en todos y cada uno de mis proyectos e ideas. Amigos y clientes, todos suman. De todos los que me rodean he aprendido algo siempre.
¿Qué es lo que más demandan vuestros clientes?
Me he especializado en brillantería y piedra de color, con diamantes en distintos colores y calidades, el diamante azul, marrón y el negro están muy demandados. Nos piden también piezas a medida con zafiro azul, rubí o esmeraldas con diamantitos por el borde y también con rubelita. Últimamente he traído unas piedras especiales (de las que me guardo el nombre) que a la gente les gusta mucho por su color azul tan especial.
Además, nos piden muchas alianzas de boda a medida con diseños muy muy innovadores de verdad. Es uno de nuestros artículos que más nos hacen destacar en general en este sentido, hemos hecho cosas muy curiosas como réplicas de neumáticos de coche o moto con fotos de sus ruedas reales, incluso los propios electrocardiogramas intercambiados para una pareja de cardiólogos. Y muchas más cosas curiosas y diferentes que a la gente le sorprende cuando le explicamos lo que pueden llegar a hacerse en sus alianzas de boda, colores, texturas, engastes… Lo que quieran.
¿Valora el cliente el diseño exclusivo, ese toque personal que aportáis a las joyas?
Sí, porque por suerte en la joyería que se hace a mano se nota mucho la diferencia con la prefabricada. Aunque hagas la fundición de un cierto tipo, si luego trabajas la pieza a mano, queda diferente en los bordes por ejemplo, en los interiores de las sortijas, en las terminaciones, se queda diferente el trabajo, esa calidad y las horas dedicadas a su joya la gente las valora, realmente se nota cuando lo ves y lo tocas.
¿Qué os diferencia de otras joyerías?
Históricamente los años que lleva la tienda abierta al público como tal ya es una cosa especial, tenemos clientes de siempre, familias enteras que vienen de la época de mis padres y que sus hijos han venido detrás. Intentamos darla mejor calidad de producto y mucha confianza y tranquilidad a las personas que entran en nuestra tienda, de tal forma que tienen la garantía de que lo que se llevan es de calidad. De hecho, la confianza en un negocio como el nuestro tiene un valor incalculable. La gente no va a comprar joyería de ciertas calidades por internet.
Tienes que tener esa confianza con tu joyero de siempre para comprar determinadas calidades y precios. Nos ha pasado con clientes que han comprado por internet una determinada joya y cuando nos la han traído para ajustarla o arreglarla les hemos tenido que dar la noticia de que lo que han comprado no es realmente lo que parecía ser. Esa confianza y el explicar las cosas de una manera sencilla, transparente, entendible y amena quizás nos diferencia del resto.
La pasada semana acudisteis al Salón Internacional de Relojería y Joyería de Madrid ¿Es indispensable estar siempre al tanto de las tendencias actuales?
Si, por supuesto. Lo que vemos en esta feria son las marcas que trabajamos en la tienda, principalmente platería y joyería alternativa. Siempre ando buscando nuevas firmas que hagan disfrutar a gente con sus ideas y diseños novedosos. Allí hemos visto todo lo que traeremos de cara a la campaña navideña, que es cuando se ve el cambio bonito de la tienda, es de las cosas que más llama la atención de nuestros clientes y personas que pasan que se quedan mirando el escaparate en esas fechas. En el salón también hay un apartado de relojería en el que conocemos las últimas tendencias en cuanto a formatos, estilos y diseños. Y herramientas tanto para el sector relojero como joyero.
“Talavera es una gran ciudad en la que se vive muy bien, es cómoda, agradable, segura y en la que hay gente maravillosa en sus comercios atendiendo”.
Agustín García Porris
¿Sigue teniendo tirón el trabajo de relojero?
Desde luego que sí, es un oficio que poco a poco se va perdiendo y cada día hay menos relojeros en activo. La relojería cada vez es más modular y menos reparadora por piezas independientes, pero para esa relojería automática clásica o relojes de pared o de gran formato hacen falta relojeros. En el taller de relojería atendemos muchas reparaciones de todo tipo, pero como está pasando en todas las profesiones las cosas han cambiado mucho en los últimos años con los relojes smartwatch, smartband o applewacht. Sin embargo, nos hemos dado cuenta los que trabajamos en relojería que es un producto muy perecedero, en 5 ó 6 meses se han quedado obsoletos con un sustituto detrás muy mejorado. Es curioso pero se sigue demandando la relojería mecánica de siempre, la de antes, que es la que mejor funciona, la que tiene reparación y por eso hacen falta relojeros.
¿Como talaverano, qué aporta Talavera a tu negocio?
Talavera es una ciudad que comercialmente fue muy importante y necesitaba un relevo generacional del antiguo comercio y yo quería formar parte de ese relevo hacia el comercio de hoy, moderno e innovador, pero manteniendo esa esencia bonita, sencilla y cercana de siempre por la que se conocía a nuestra ciudad y sus comerciantes.
Talavera te puede aportar mucho y es muy importante que se siga apoyando al comercio de cercanía, de barrio, como se suele decir, el que está en contacto directo con la gente, ese comercio histórico maravilloso en el que la Calle San Francisco y Plaza del Reloj no entraba un alfiler a diario andando. Talavera es una gran ciudad en la que se vive muy bien, es cómoda, agradable, segura y en la que hay gente maravillosa en sus comercios atendiendo.
¿Qué es lo mejor de tu oficio?
Una de las cosas más bonitas de mi oficio es estar en contacto con la gente y conocer a personas diferentes, algo que me encanta. Todo el mundo te aporta. De todos mis clientes aprendo mucho. Haces muy buenas relaciones alrededor de la confianza y al final con gran parte de ellos se forma una amistad fuera de lo comercial que es lo que más valoro.
En nuestra tienda entra gente de todo tipo y lo que me gusta es pensar que de alguna manera formo parte de algunos momentos importantes de sus vidas, sus pendientes de bebe, sus complementos de la comunión, su regalo de San Valentín, las alianzas de su boda, regalos de los Reyes Magos que se llevan especiales para ellos. Son ese tipo de sensaciones especiales las que le dan a la joya o al complemento el valor que realmente tiene, eso es lo que yo quiero dar a las piezas que diseñamos y vendemos en nuestra Joyería Isabel, un valor especial.
“Comercialmente, Talavera fue muy importante y necesitaba un relevo generacional del antiguo comercio y yo quería formar parte de ese relevo hacia el comercio de hoy, moderno e innovador, pero manteniendo esa esencia bonita, sencilla y cercana de siempre por la que se conocía a nuestra ciudad y sus comerciantes”.
Agustín García Porris